Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Vómitos psicogénicos (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Los
vómitos

Los vómitos en
nuestro medio son parte esperada del embarazo y
así lo acatan muchas mujeres, cuya preñez se
anuncia por la aparición temprana de los vómitos
matutinos. Así todos, incluyendo los animales
domésticos y los vecinos más distantes, se
enteran.

Para otras, los vómitos, pronto son seguidos por
la intemperancia gastronómica, o el hambre excesiva, que
culmina en empaches caprichosos. Estos últimos resultando
en aumentos de pesos, a veces enormes, tanto como para la madre
como para el bebé nonato o recién
nacido.

Los vómitos del embarazo, entonces, no pueden ser
naturales, ya que en la Naturaleza la
comida no existe en exceso y la madre expectante debe retener lo
poco que, en el estado
natural, se logra.

En nuestro mundo civilizado las intuiciones y planes
genéticos se oscurecen porque cesamos de usar los mensajes
de nuestros instintos que indican que comamos con
moderación. En su lugar nos abarrotamos con azúcar
y grasas para
"alimentar a dos seres" (a la mamá y al
desafortunado bebé, considerado así porque
el pobre no sabe cómo, ni puede defenderse).

No todas las mamás engordan durante el embarazo.
Las mujeres campesinas residentes de las montañas de
nuestro país, las pobres haitianas y las que habitan el
África Ecuatorial, no engordan porque no les conviene y
también porque, careciendo de la comida en exceso (gracias
a Dios) no pueden.

Las víctimas de la anorexia
nervosa, no engordan porque no quieren. Y las
bulímicas dividen el resultado por la mitad. Unas
sí y otras nyet!

El rol del
hipotálamo

El hipotálamo regula nuestra ingesta de comida y
su destino final en nuestro cuerpo. También reacciona a la
eliminación innecesaria de alimentos como
hacemos cuando vomitamos comidas no venenosas, (lo que sucede con
los vómitos del embarazo) o cuando pasamos por el hambre
dolorosa de las dietas restrictivas.

El hipotálamo asimismo reacciona al consumo en
exceso de calorías, ya que el empache tampoco es
actividad adaptiva. Puede, de este modo, disponer de métodos
que, para lograr equilibrio
nutricional, permiten el vómito o aun lo
hacen placentero, para que éste se provoque, evitando de
ese modo la gordura indeseable.

Al hipotálamo no le agradan los gordos,
quizás será porque acaparan más de lo que
todos necesitan para el placer de unos cuantos
desventurados.

En nuestra experiencia muchos niños
jóvenes fueron dotados al nacer con un reflejo de náusea
muy irritable. Estos niños vomitaban con facilidad, y su
crecimiento se atrofiaba o se dilataba, proporcionalmente a la
pérdida global de nutrientes en la dieta.

Otros niños nacen con un deseo implacable de
comer y se habitúan con facilidad a la ingestión de
todo lo que al final los engordará.

Muchos de estos últimos niños sufren de
dificultades en la regulación cerebral. De lo que, en
otras ponencias, hablaremos.

El
vómito psicogénico

Nuestro conocimiento
de la medicina
psicosomática incorpora en sí el simbolismo que
abunda en las metáforas que nuestra mente produce cuando
efectúa ese brinco misterioso de que hablara la
psicoanalista Hélène Deutsch, cuando escribiera su
clásica ponencia: Del Brinco Misterioso de la Mente al
Cuerpo.
Fenómeno que he descrito en un artículo
con el mismo nombre y que publicara en el pasado.

El vómito es una metáfora que a veces
usamos en nuestras expresiones:

  • Él me da náuseas
  • ¡Qué asco! ¡No lo hagas! Me dan
    ganas de vomitar
  • No digas que hizo eso, (escupiendo — acto
    simbólico), ya que vomito o me desmayo
  • Mi amiga Julia es repugnante
  • No la puedo tragar
  • No lo puedo digerir
  • Él es un come m… (presumiblemente,
    aunque en ese caso que debiera vomitar). Y, no
    lo hace, porque la m… le gusta, o porqué
    no puede vomitar.
  • Una variedad de lo arriba descrito, se refiere a una
    coprofagia sutil: Eso me sabe a m…

Cuando el estrés nos
sorprende, entonces, el organismo funcionando en una modalidad de
emergencia y bajo la dirección programada, pero ciega, del
hipotálamo responde con evacuación renal o
gastrointestinal y con la cesación de funciones que no
son esenciales para mantenernos vivos. Esas evacuaciones, de
acuerdo a muchos poseen elementos de
adaptación.

El orinar con frecuencia y la diarrea,
frente al estrés, son funciones altamente adaptivas. La
sudoración profusa, la erección del pelo en toda nuestra
epidermis, la cesación del hambre y la inhibición
del instinto sexual; como asimismo son la náusea y el
vómito — todas, constituyen manifestaciones de un
desajuste importante de nuestro equilibrio general. Un desajuste
que, de no ser breve, puede acarrear serias consecuencias a largo
plazo.

Cuando el embarazo nos estresa, cuando rehusamos aceptar
esa imposición masculina en nuestro cuerpo, cuando
tememos el efecto que esa "barriga" va a significar en nuestro
futuro. Entonces, el "brinco misterioso", de que Deutsch
escribiera, se hace posible como síntoma
psicogénico y el vómito resulta.

Lo que es muy curioso, y aquí debe ser resaltado,
es el hecho paradójico que algunas mujeres no vomitan sino
que engordan, usando la preñez como un trampolín
desde donde se zambullen en la pileta de su glotonería, de
antes reprimida, por la necesidad de "mantenerse en
línea".

Para estas mujeres los peligros residen en la obesidad del
producto de su
gestación, en la propia, y en las complicaciones que a
veces ocurren al parir. La eclampsia, como ejemplo.

Bibliografía

Deutsch, H: Of the Mysterious Leap from the Mind to
the Body

Larocca, F. E. F: Los Vómitos del Embarazo:
¿Condición? o
¿Condicionados?)

Los
vómitos del embarazo:
¿Condición o
condicionados? Una reflexión Darvinista

o todos los seres humanos contemplan la vida de la misma
manera. Por ejemplo, en las sociedades, y
en los países que se consideran civilizados y
prósperos, el embarazo; la causa primordial de nuestra
existencia, a veces se torna en una pesadilla o adquiere las
características inusitadas de una enfermedad.

De hecho el término "embarazo", significa un
estorbo y no el estado
más deseable (cuando es que se desea) y la
culminación de las funciones especiales que son el
atributo único de la hembra de la especie
humana.

En nuestra sociedad, el
salir encinta, a veces ocurre como la actuación prescrita
de un guión preestablecido. Es como si la Naturaleza
dificultara esta función,
tan normal, con riesgos
mayores de los que ya ha introducido para complicar más
aun la reproducción del ser humano.

Primero comienzan las náuseas y los
vómitos matutinos.

Estos fenómenos se acompañan de otros
malestares vagos que involucran generalmente todos los sentidos y
que incapacitan a la mujer en
estado.

Seguido por este malestar tan indeseable son las
actividades protectivas de otros miembros de la familia
cuyos consejos son más mito doméstico que
realidades establecidas: se evitan ciertas cosas o actividades,
mientras que otras se procuran.

La mujer, frecuentemente, a partir del primer trimestre
descubre que, como ya perdió su figura, que no tiene que
preocuparse por sus apariencias, ni por lo que come
dejándose engordar sin pensar en las
consecuencias.

De estas actitudes
surgen las aseveraciones que se oyen muy a menudo de que "yo era
delgadísima hasta mi primer embarazo… entonces fue
que gané las cincuenta libras que llevo de
sobrepeso…"

Bueno… pero ocupémonos, simplemente, con
las náuseas comunes del embarazo, las cuales, en algunos
casos extremos son tan devastadoras que debido a su alto
porcentaje de mortalidad reportada (50%) se conocen con el nombre
ominoso de Hiperémesis Gravídica.

El malestar matutino de las embarazadas se desconoce en
un sinnúmero de culturas en las cuales las mujeres
laboran, como si nada les ocurriese hasta el fin de su
gestación. Estas mujeres acarrean cargas
pesadísimas sin quejárseles a nadie y, limitan sus
visitas al médico, ya que ellos no existen.

Cuando van a tener su bebé, generalmente lo hacen
en la compañía de otras mujeres de la tribu, bajo
el cuidado experto de una comadrona. No se reportan anemias, ni
necesidad para los suplementos vitamínicos y
férricos, ya que no habiéndose diagnosticado la
reducción (muy a menudo normal en el embarazo) de la
hemoglobina, nadie se preocupa.

El parto se
efectúa de un modo lógico y fisiológico:
la mujer se
agacha y, asistida por las fuerzas gravitacionales tiene a su
hijo sin muchas dificultades normalmente. El uso cosmético
de las cesáreas para evitar el dolor, para incrementar los
honorarios del tocólogo o para satisfacer el deseo de
tener el niño a la voluntad de todos no se puede
programar.

Como dije, las comadronas son mujeres; mientras que la
mayoría de los gineco-obstetras son hombres.

Veamos, porque el vómito del embarazo es una
condición innatural, por nosotros
manufacturada.

En la Naturaleza, el clima y las
condiciones ambientales, acopladas con la provisión
adecuada de comida, permiten la reproducción de las
diferentes especies que pueblan nuestro planeta. De ello sigue,
que si un embarazo ocurre a una mujer de nuestra especie, que la
Naturaleza, evitaría, en lugar de permitir,
el desperdicio energético que representa el acto de
vomitar y la pérdida subsiguiente de la comida ingerida.
Tan simple.

El entrenamiento en
la Teoría
de la Evolución, propuesta por Darwin y Wallace,
toma en consideración el análisis de todo hallazgo que como
epifenómeno se encuentra presente en toda función
natural. El embarazo, la más importante de
todas.

Analicemos aquí: ¿Por qué persiste
el himen? ¿Por qué la tensión premenstrual?
¿Por qué el cordón umbilical carece de
nervios de dolor? ¿Por qué existe la depresión… qué ventajas nos
esta última confiere y cómo ayuda a nuestra
especie? ¿Qué funciones tienen los sueños y
qué funciones tienen las pesadillas? ¿Por
qué existen mujeres que quieren ser tan flacas que mueren?
¿Porqué hay otras personas que mueren de la gordura
y sin lograr el anhelo de ser flacas? ¿Por qué
muchas gentes sucumben a la guadaña de la muerte a
una edad temprana, mientras que otras viven vidas centenarias?
Estas preguntas son algunas de las que pretendemos investigar en
el transcurso de nuestra experiencia.

Para poner a prueba la teoría de que los
vómitos del embarazo eran condicionados por las culturas
donde aparecían, hicimos un experimento informal y
pequeño. Hace unos cuarenta años, que durante
nuestro entrenamiento, fuésemos testigos de un experimento
el cual se llevó a cabo entre los miembros jóvenes
de los médicos y las enfermeras de una escuela de
medicina en los EE.UU. A todas las parejas jóvenes quienes
esperaban tener hijos dentro de los doce meses siguientes, se les
instruyó con el
conocimiento experimental de que las náuseas y los
vómitos del embarazo no eran fenómenos que
tenían razón de ser. Que si pensaban en que
así era, que a lo mejor los podían evitar. Eso fue
todo.

Durante el año que transcurriese, doce mujeres
informaron a los "investigadores" que salieron encinta, pero
ninguna reportó molestia alguna. De hecho, la
mayoría describió el alivio de que "ese asunto tan
malo pudo haberse evitado".

En este "estudio" sencillo participaron 15 parejas de
voluntarios.

La Naturaleza no falla.

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E.F. Larocca

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter